Los puntos ciegos de tu personalidad son esos aspectos de nosotros mismos que por algún motivo no logramos ver y que limitan o potencian nuestro desarrollo. Son esas certezas inamovibles conscientes o inconscientes que nos impiden ver con claridad la realidad. Metafóricamente es la parte que no alcanzas a ver en los espejos laterales cuándo estás conduciendo.
Los puntos ciegos pueden afectar nuestro comportamiento, desempeño, nuestras emociones, el cómo nos relacionamos con los demás y también cómo nos perciben, y por supuesto sin que tengamos la más mínima idea de lo que está sucediendo, de lo que estamos haciendo mal y esta afectando nuestro entorno y limitando nuestro desarrollo como seres humanos.
No tienen que ver únicamente con reacciones negativas, también pueden expresarse a través de actitudes o comportamientos extremadamente positivos, los cuales sugieren la falta de un rasgo deseado. Pueden ser el resultado de una falta de auto consciencia o una negación de ciertos aspectos de nuestra identidad.
Algunas de las señales que nos muestran que estamos prisioneros de un punto, están en nuestros comportamientos y reacciones emocionales mas profundas e intensas, los juicios y opiniones implacables frente a algún tema o situación, pueden indicar que en el fondo existe un impulso interior inaceptable o indeseable. Tendemos a ser reactivos en positivo o negativo, ante las características propias deseables o indeseables que vemos en los demás o en el entorno.
¿Cuál es el impacto de los puntos ciegos en nuestra energía?
Cuando están presentes y no los reconocemos, pueden afectar nuestra energía generando bloqueos en nuestro campo energético que tarde o temprano van a afectar nuestra salud y lo que atraemos a nuestras vidas. Al reprimir o negar ciertos aspectos de nosotros mismos, impedimos que la energía fluya libremente a través de nuestro ser, provocando una sensación de estancamiento, agotamiento o falta de vitalidad. No es misticismo o esoterismo, es física
¿Cómo abordar tus puntos ciegos y restaurar tu energía?
Reconocer y abordar los puntos ciegos de la personalidad es esencial para restaurar nuestra energía vital. Aquí te dejo algunas estrategias que pueden ayudarte en este proceso, bien sea para exaltar lo que te potencia o transformar lo que te limita.
- Obsérvate · Presta atención a tus pensamientos, emociones y patrones de comportamiento. Reflexiona sobre tus reacciones automáticas y pregúntate si hay aspectos ocultos de tu personalidad que podrían estar afectando tu vida, drenando tu energía vital y atrayendo lo que no quieres. Preguntate ¿Quiero cambiar lo que empiezo a entender de mi que afecta mi vida o mi entorno o prefiero pasarlo por alto? Si no has elegido transformarte, ningún esfuerzo sin voluntad funcionará.
- Conócete a ti misma/o · El punto anterior te facilitará, saber quien eres y como funcionas, a fin de generar opiniones honestas sobre ti, sin negarte la posibilidad de profundizar en aquello que detonan ideas o reacciones que te limitan.
- Cuestiónate · ¿Cuáles son tus puntos ciegos? ¿Has descubierto, a partir de tus experiencias y auto observación, alguna oportunidad o debilidad que desconocías? Aquello de lo que huimos trae implícito un aprendizaje que el inconsciente trata de evitar o disfrazar.
- Escucha activa · Usa la escucha activa de tu grupo social cercano como herramienta de retroalimentación para entender lo que no alcanzas a ver.
- Busca ayuda · Un mentor o guía, te puede ayudarte a explorar tus puntos ciegos y trabajar en ellos de manera efectiva. Puede proporcionarte herramientas y técnicas para abordar y transformar esos aspectos ocultos que viven en ti.
- Autocuidado · Incorpora prácticas energéticas como la meditación o la respiración consciente para liberar bloqueos y restaurar tu energía vital. Estas prácticas te ayudarán a conectarte contigo misma/o y a minimizar el desgaste energético y emocional.
- Aceptación y compasión · Acepta y abraza todos los aspectos de ti misma/o, incluidos tus puntos ciegos. No te juzgues por tenerlos, ya que forman parte de tu experiencia humana. Cultiva la compasión hacia ti y hacia los demás, reconociendo que todos estamos en un camino de crecimiento y aprendizaje.